Enadco

viernes, 8 de marzo de 2013

Palabras de amor


Querida hija:

Te escribo desde el silencio mientras te observo dormir.

Cuando te miro no puedo evitar sonreír, una sensación de felicidad y plenitud inunda todo mi ser.

Quiero explicarte el gran amor que siento por ti y ahora comprendo que no hay palabras para expresar lo que una madre siente, hasta que no  se vive y experimenta. Por esto te escribo esta carta contándote un poco de mi historia.

Fui educada para ser esposa, madre, mujer de mi casa…, no me malinterpretes, he tenido y tengo una vida feliz, nunca me ha faltado nada, pero si pudiera haría las cosas de una manera diferente, por ejemplo estudiar magisterio, mi gran vocación. Aprender solfeo y viajar,  perderme por diferentes pueblecitos del norte de España y conocer su historia, sus costumbres, gastronomía…

Tuve una infancia feliz, rodeada siempre de familia y amigos. La situación económica, me obligó a mí por ser mujer, a renunciar a muchas de mis ilusiones. Tuve que dejar la escuela para ayudar a mi madre en la casa y a mi hermano mayor, por ser hombre, si le permitieron estudiar, porque tendría de mayor que mantener una familia. No me faltó cariño, alimento ni vestido, pero si la oportunidad de labrarme un destino diferente.

Y… ahora te escribo, porque deseo que para ti sea diferente.

Desde que papá y yo supimos que te esperábamos, te convertiste en lo más importante de nuestras vidas, en nuestra prioridad. Después de tanto tiempo deseándote, nuestro sueño se había hecho realidad. Llegaste para ser amada y tenemos todo el amor para darte.

Ahora todo es nuevo para ti, la luz, los sonidos, colores y texturas, sabes que nos tienes incondicionalmente y te acompañaremos en todos tus descubrimientos.

Si tuviera que hacer  un balance de mi vida, sin duda, este daría positivo. Positivo en aprendizaje, en experiencia, amistad y amor, errores y aciertos, alegría y desilusiones, sueños alcanzados y otros que se quedaron en el camino…, pero eso es la vida triunfos y derrotas, esperanzas y renuncias, fuerza, coraje, ilusión, tristeza, dolor, progreso, decepción..., todo tiene su lugar y es necesario y porque he comprendido el significado de cada una de estas palabras, hoy puedo escribirte esta carta que no me cansaré de leerte una y otra vez.

Te imagino feliz haciendo lo que te gusta, lo que tu corazón y alma decidan y te haga sentirte bien contigo misma, explotando tus talentos y creatividad.

Te imagino libre para elegir tus creencias políticas, religiosas, filosóficas…, aquello con lo que te sientas identificada.

Te imagino independiente, con tus ideas propias, tus razonamientos, tus decisiones…, lejos de apegos e idealizaciones infantiles.

Te imagino viviendo con plenitud y equilibrio, con honestidad y autenticidad, sin necesidad de complacer a los demás y utilizando tu energía y fuerza para desarrollarte como persona, como mujer.

Te imagino eligiendo tu camino, tu vida y tu destino. No hay mayor felicidad para una madre que ver como su hija es feliz y fiel a sus ideales.

Tu padre y yo lo estamos haciendo lo mejor que sabemos para enseñarte y transmitirte los valores y herramientas necesarias para que lo consigas y seas independiente y sepas manejar los momentos difíciles y el gran abanico de emociones que nos traen las experiencias de la vida.

Y yo como madre, me comprometo a estar a tu lado, acompañarte y educarte, con amor y respeto a lo que eres, a lo que traes. Me comprometo a amarte incondicionalmente.

Me comprometo a ayudarte a potenciar tus habilidades y talentos y que sepas expresarlos con libertad.

Me comprometo a darte espacio y libertad, a educarte en la tolerancia y el respeto hacia ti y hacia los demás.

Recibe el amor, la fuerza y la vida que viene de los que estuvieron antes que tú, ellos siempre te acompañarán en tu corazón y tu alma, a dondequiera que vayas y guiarán tu camino.

Sólo me queda desearte una larga y próspera vida, que la suerte sea tu fiel compañera y que siempre haya una buena sintonía, entre lo que siente tu corazón y piensa tu cabeza.

Con todo mi amor, tu madre.