Querida Noelia: Es el momento de despedirme de ti, de intentar aceptar que no te volveré a ver, que no estarás más a mi lado.
Mi mundo se sumió en la más profunda oscuridad con tu partida, me falta el aire, siento que sólo contigo puedo respirar. Es tanta la soledad, tanta la amargura…
He derramado muchas lágrimas entre estas cuatro paredes. Todo lleva tu dulce olor, anhelo las noches en las que despertabas para contarme algún sueño fantástico e irreal, tú me decías que si no me lo decías al instante, se quedaría en el olvido…
Algunas noches cuando no puedo dormir miro las estrellas y al verlas tan lejanas de mí y tan cerca de ti, pienso en lo afortunadas que son, me siento tan pequeño…
Noelia, dime quién de los dos está peor, ¿tú que te has ido o yo que solo vivo para recordarte?, ¿cómo podré llenar el vacío que has dejado en mí? Sin ti mi mundo se desmorona día a día, mis sueños se rompen como el cristal.
Cuando pienso en ti, quiero ir contigo, quiero morir, ¡llévame contigo! Enamorarme de ti, fue como sentir un cálido y tímido rayo de sol adentrándose en la niebla, como la brisa del mar que mece con las olas las barcas.
Me encantaba observarte en la penumbra de la habitación mientras dormías, quería que yo fuera lo primero que vieras al despertar.
Pero ahora,… ¿qué es lo que tengo que hacer?, no me quedan más lágrimas que llorarte, ¡te extraño tanto!…siempre guardaré tu recuerdo y el tiempo que compartimos muy dentro de mí.
Mientras vivas en mi corazón, jamás morirás.
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